miércoles, 23 de febrero de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE LORCA... (1965)

IAN GIBSON (Dublin, 1939)


Ian Gibson, nacido en Dublín en 1939, es un hispanista internacionalmente reconocido y desde 1984 tiene la nacionalidad española. Fue jugador de rugby y ahora practica la ornitología y vive en el barrio de Lavapiés. Entre sus obras más célebres figuran una magna biografía de Lorca -en su versión actual española titulada Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca (Plaza & Janés)- y La vida desaforada de Salvador Dalí (Anagrama).

A pesar de haber caído en desgracia recientemente, desacreditado por la nueva derecha-encantada-de-serlo (representada por el "Tedeté-Party"), vapuleado por pseudo-historiadores relinchosos como Vidal o Moa, ninguneado por las instituciones, políticos y hasta por la mismísima familia García-Lorca, hay que reconocer a Ian Gibson el gran mérito de haber dejado abierta en España, con enorme esfuerzo y dedicación, la puerta de la investigación lorquiana (apoyado en los hombros de gigantes, todo sea dicho); pero logrando algo que ninguno de sus predecesores consiguió: romper el tabú de Lorca, abrir el armario lleno de esqueletos que era Granada en la última etapa del franquismo y aún en los años 80, sacando a la luz a Federico García Lorca en toda su dimensión personal y artística, dando a los españoles la oportunidad de descubrir a su poeta más internacionalmente reconocido como sólo antes lo habían intuído.
Si Gibson ha sido mediático, excesivamente protagonista o políticamente apasionado, ninguno de estos defectos puede menoscabar un ápice el valor de su trabajo historiográfico sobre Lorca, porque Federico también era mediático, excesivo, protagonista y apasionado, si no políticamente, sí del lado de los pobres... pero de los pobres buenos.
Creo que toda esa polémica alrededor del investigador irlandés no es más que la señal de que en España, como él bien sabe, quien asoma la cabeza se lleva un garrotazo.

Carlos Hernández

viernes, 18 de febrero de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE LORCA... (1955)

"...Me pregunto si existe alguna manera eficaz de llegar al fondo de este asesinato. No, creo que no lo hay. El secreto de esta muerte se irá a la tumba con los pocos que lo conocen.
Permanece enterrado ya bajo una enorme montaña de culpabilidad y de miedo. Un miedo que lo contagia todo, también yo lo siento ahora avanzar sigilosamente dentro de mí..." *
AGUSTÍN PENÓN (Barcelona, 1920 - San José de Costa Rica, 1976)



Agustín Penón había nacido en Barcelona (1920) y era hijo de exiliados. Llegó a Granada procedente de Nueva York, donde vivía, el 17 de febrero de 1955, guiado por la admiración que sentía por la poesía de Federico y la tremenda impresión que le había producido su muerte, con el único deseo de rendirle así su particular homenaje. Fue el clima de silencio y prohibición sobre todo lo que se refiriera a García Lorca que existía en Granada, diecinueve años después de terminada la guerra civil, y el descubrir que a Federico no lo habían matado inmediatamente después de ser detenido, como se había dicho, lo que le hizo cambiar de planes. Y el placentero viaje en vacaciones por Europa que había proyectado con un amigo, William Layton, se convirtió en la decisión de permanecer en Granada y emprender un trabajo de investigación. Allí unos y otros fueron descubriéndole el perfil humano de Federico, del que nada sabía, mientras intentaba acercarse a la realidad tan ocultada de su asesinato. Y, sin más armas que su propia pasión, Agustín se lanzó a un terreno peligrosísimo en el que recibió tremendas embestidas emocionales que le marcaron para toda la vida.
Durante algo más de año y medio Agustín permaneció en Granada desarrollando una actividad extraordinaria, habló con amigos y enemigos del poeta, visitó pueblos y viajó a Madrid varias veces para proseguir sus averiguaciones, se hizo con documentos y antiguas fotografías, descubrió manuscritos inéditos de Federico y consiguió ejemplares de sus primeros libros firmados por el poeta. Encontró después de una intensa búsqueda la partida de defunción de Federico, hasta entonces inencontrable. También se hizo con la matriz del único documento oficial en el que el régimen reconocía la muerte de García Lorca. Fue apuntando, día a día, todo lo que vio, escuchó, pensó y le fue sucediendo.(...)
Cuando a final de septiembre de 1956 Agustín Penón dejó Granada para tomar en Cádiz el barco que le devolvería a América, llevaba con él todo ese riquísimo bagaje destinado a escribir el libro que en Granada había empezado a proyectar.(...)
Agustín Penón murió repentinamente en San José de Costa Rica el 1 de febrero de 1976. Una semana antes, William Layton, que en aquellos días se encontraba en Barcelona dirigiendo un curso para actores, recibió un paquete que contenía el auto o matriz de la partida de defunción de Federico García Lorca y todos los manuscritos inéditos del poeta que Agustín había descubierto en Granada, con una nota en la que decía: "Si me pasa algo quiero que queden en tus manos.(...)"

Texto de Marta Osorio, única depositaria y propietaria legal del archivo de Penón.

* Miedo, olvido y fantasía, Crónica de la investigación de Agustín Penón sobre Federico García Lorca (1955-1956).

sábado, 12 de febrero de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE LORCA... (1949)

GERALD BRENAN (Malta, 1894 - Málaga, 1987)


BUSCANDO A LORCA*

Cuando Brenan, acompañado por Gamel, su esposa, vuelve a España en 1949 –su Laberinto, desde 1943 es un libro prohibido– con la intención de encontrar la verdad sobre la muerte de Federico García Lorca, poeta que admiraba y al que había conocido en Granada junto a Manuel de Falla, inicia un viaje semiclandestino, cuyo resultado será La faz de España. La investigación sobre el poeta de Fuente Vaqueros está recogida en el capítulo “Granada”, en el desmonta la mentira del régimen que había matado al poeta más reconocido de la España del momento.

Brenan se lanza entonces a la aventura clandestina de buscar por Granada la tumba de García Lorca. Hace su primera investigación en el cementerio granadino. Así llega hasta los muros agujereados por las balas que mataron a tantos infelices, como la prueba ineludible del crimen. Allí va porque cree que ése fue el lugar del sacrificio. Y luego recorre el recinto, indaga, pregunta hasta que obtiene la respuesta que buscaba: no fue en las tapias del cementerio granadino, sino en los barrancos de Víznar, como le informa un sepulturero con mucho sigilo.

El investigador se detiene a pensar sobre las razones de la muerte del poeta. Las causas van más allá de la venganza personal de Ramón Ruiz Alonso. Había también unas razones de celos provincianos por el vertiginoso ascenso a la fama que había conseguido el poeta y dramaturgo; pero en el fondo, eran unas razones políticas: “Lorca no sólo era un poeta; también era el cuñado del alcalde socialista de Granada, y el amigo íntimo y colaborador de Fernando de los Ríos, el líder socialista intelectual de la ciudad y el hombre más odiado por todos los nacionales. Miles de personas fueron fusiladas por menos razones que éstas...”
Sin más dilación, con la emoción, el miedo y la reserva de las empresas difíciles, el investigador emprende el viaje al escenario de la muerte, al pueblo en el que centra ahora toda su atención. Su nueva investigación le lleva a Víznar y Alfacar, pueblos muy cercanos a la capital. Aquí encuentra la respuesta a tanto secretismo.

Brenan se atreve a preguntar dónde están las zanjas del barranco, del que le han hablado, y le dicen que “en los pozos”. Para su sorpresa, el investigador ha encontrado una excelente aliada y una buena guía en la anciana que guardaba las llaves del cementerio de Víznar, que le indica la dirección acertada, el Camino de la Fuente, que conduce, como su nombre indica, al recodo de Ainadamar o Fuente de las Lágrimas. Ése será el punto de referencia más conocido para situar el lugar en el que se supone que fue fusilado el poeta. Brenan pisa sobre el mismo suelo por el que circularon los camiones cargados de prisioneros.

En su descripción del lugar, Brenan anota: “Toda la zona estaba salpicada con huecos poco profundos y pequeños montículos, a la cabeza de cada uno de los cuales se había colocado una pequeña piedra. Empecé a contarlos, pero los dejé correr cuando vi que el número era de varios centenares”. Allí está el investigador, metido en el papel de la víctima: “Aquella había sido la última visión del poeta, mientras el alba se alzaba en brillantes círculos en el cielo y el canto de los gallos flotaba desde la llanura como sus propios ecos. Tomé un jacinto azul, la única flor que crecía allí entre las riadas, y me alejé”.Ya en Granada, aún alberga dudas sobre la veracidad de los datos que directamente ha verificado. Necesita una confirmación que certifique con rotundidad el resultado de su investigación. Entonces decide hablar con un falangista, que había sido amigo del poeta, para ratificar algunos de los datos ya obtenidos: “Abandoné Granada al día siguiente con la sensación de que, aunque era imposible una certeza absoluta, mi búsqueda de la tumba del poeta no había sido completamente inútil”.
Con la publicación de La faz de España (1950), el autor rompe con la línea marcada por los escritores o historiadores del régimen, que pretendían aislar las responsabilidades del asesinato de las autoridades franquistas de Granada en 1936. No sería un crimen de Estado, según la versión oficial, sino un crimen atribuido a un grupo de incontrolados. Brenan logra encauzar, desde entonces, la atención investigadora en la dirección que él señala. También acierta a indicar ese lugar el investigador francés, Claude Couffon, que incluso llega antes a esos escenarios de la muerte, pero no publica sus resultados hasta 1951.

Brenan y Couffon coinciden en subrayar las líneas maestras de la investigación al indicar en qué lugar fue asesinado y quién intervino directamente en la detención: Víznar [Alfacar], el lugar; y Ramón Ruiz Alonso, el ex diputado de la CEDA, como el instigador, responsabilizando indistintamente a los conservadores católicos, a los falangistas, a Queipo de Llano y, en última instancia, al régimen de terror que se había implantado en Granada. Desde entonces, será Ian Gibson el que culmine con las primeras investigaciones de su maestro Brenan. Sin embargo, sobre el lugar exacto de la muerte del poeta, junto a las tres personas que se creen fueron ejecutadas –el maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Galadí y Arcoyas–, permanece la incógnita a día de hoy. El lugar es el que ya había dicho Brenan, sin concretar el sitio. A la hora del cierre de esta crónica, lo que sabemos es que las seis fosas excavadas, en las que se suponía que podría estar Lorca, están vacías. Esa investigación sigue abierta, salvo que todo el paraje se cierre ya como un cementerio donde honrar a las miles de víctimas que allí yacen.

*Texto de ANTONIO RAMOS ESPEJO, Periodista y escritor. Autor entre otros de los libros Crónica de Gerald Brenan, desde la Alpujarra a Málaga y García Lorca en Fuentevaqueros.

lunes, 7 de febrero de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE LORCA... (1948)

"Pocas ciudades producen la impresión de aislamiento del mundo, de la soledad del hombre como Granada"

CLAUDE COUFFON (Caen, Francia, 1926).


En 1951 inicia su obra de escritor dando a conocer sus revelaciones sobre la muerte de Federico García Lorca.

Su obra académica está marcada por sucesivos descubrimientos de textos y episodios de la vida de escritores españoles e iberoamericanos. En 1986 recibió el Gran Premio de Traducción del Ministerio de Cultura de Francia. En su repertorio de traductor figuran todos los premios Nobel de Literatura de lengua española y numerosos escritores y poetas iberoamericanos(...)

Texto de Jorge Nájar (Poeta peruano)

Claude Couffon, hispanista francés, llega a España por primera vez en 1948 para investigar la muerte de Lorca. El 19 de agosto de 1951, en el 15º aniversario del asesinato, Couffon publica su primer artículo en Le Figaro sobre la vida y la muerte de Federico García Lorca, fruto de su investigación en Granada, iniciando así la lista de investigadores que desde entonces han contribuido al esclarecimiento y difusión de la verdad sobre la muerte del poeta.

Carlos Hernández

martes, 1 de febrero de 2011

Proyecto FGL

Este blog está dedicado a la novela gráfica sobre Federico García Lorca que acabé de escribir y dibujar a principios de este año.
En primer lugar tengo que hacer desde aquí una profunda genuflexión de respeto y agradecimiento al verdadero artífice de este proyecto, El Torres.
Sin su constante atención y su infinito conocimiento del medio, a parte de su labor pontificia entre Norma y este humilde dibujante, creo que nunca hubiera llegado a materializarse la obra que pronto tendrás en tus manos (espero).

Todo empezó en el verano del 2009, El Torres andaba buscándome un hueco en el mundo laboral, tratando de llevarme por el camino recto de los dibujantes serios, (ese gremio de profesionales que se salen de la bohemia) cuando de repente me llamó con la noticia de que en Norma buscaban a un dibujante granaíno con el que emprender el proyecto de una novela gráfica basada en la figura de Federico García Lorca. Tuve que levantarme del suelo y sacarme todo el cerumen del oído interno; había escuchado bien: Carlos, despierta y dibuja un cómic para Norma...

Me tomé el proyecto muy en serio y tras un par de salidas en falso, Norma aprobó la muestra que entregamos como propuesta inicial en diciembre de 2009. Lo siguiente que recuerdo es una sucesión de meses fríos y calientes, que pasaban a toda velocidad como en la peli "El Tiempo en sus manos" en los que trabajé, leí, escribí y dibujé más que nunca, con lentitud, mientras todo corría a cámara rápida a mi alrededor.

En un principio, El Torres escribiría el guión, pero mi carácter obsesivo, casi bipolar, por encontrar la perfección granaína, me llevó a discutir cada línea que el pobre Juan escribía y a incordiarle con el tono, la malafollá y mil detalles granaínos que él no estaba obligado a conocer... El Torres tuvo gran paciencia con mis neuras pero tras hacer y deshacer cada guión que me mandaba, se hartó de mí y a partir del segundo guión, yo me encargué de la parte literaria además del dibujo (pobre de mí).
Sin embargo, lejos de abandonarme, me procuró consejo, arbitrio y lucidez en momentos de locura mística en los que yo entraba en barrena cada vez que escribía un nuevo capítulo y gracias a su experiencia y saber estar, pudimos encauzar cada idea, cada línea y cada diálogo en el camino adecuado.

Al final, de un plazo estimado de seis meses, me pasé de pueblo y entregué todo el material terminado el día 4 de enero de 2011, poco más de un año después de empezar el trabajo.

Este blog me servirá de palestra en la que mostrar los rigores de la documentación literaria, enseñar bocetos, demostrar mi escasa habilidad estilística, confesar plagiomenajes (que los hay) y explicar el proceso de producción, dibujo y entintado (patrocinado por apple) que me ha llevado a consumir un año de mi vida.


Carlos Hernández